Pobladores de Bacayopa y comunidades aledañas dejan sus hogares ante la violencia descontrolada; otros resisten escondidos en el monte
La sierra de Choix arde, pero no por el sol ni por la sequía, sino por la guerra entre grupos armados que han convertido los caminos de terracería en rutas de escape. La violencia no da tregua y muchas familias han tenido que abandonar sus casas, algunas corriendo monte arriba con lo poco que pueden cargar, otras tratando de llegar a comunidades más seguras.
Los enfrentamientos recientes en Bacayopa han sido los más cruentos en años, comparables con la guerra que se vivió en 2012, cuando la región quedó en medio del fuego. Ahora, nuevamente, el miedo y las balas han dejado los pueblos casi vacíos.
Desplazados y atrapados
La alcaldesa de Choix, Yoni Gámez, informó que cerca de 100 personas se encuentran refugiadas en la escuela de Casas Viejas, una comunidad vecina a Bacayopa. Esto, luego de que un grupo armado irrumpiera en la zona el 29 de marzo, incendiara viviendas y quemara al menos dos vehículos.
Algunos lograron escapar, pero otros siguen atrapados sin comida ni agua, esperando a que la violencia cese para poder salir. Durante un recorrido en la región, Luz Noticias intentó llegar hasta la primaria donde se refugian estas familias, pero la zona estaba en conflicto y las autoridades solo permitieron el acceso hasta la entrada de la comunidad.
Los habitantes que aún permanecen en la sierra dicen que la situación es insostenible. «No sabemos qué va a pasar, solo queremos salir de aquí con vida», confesó un hombre que pidió el anonimato por temor a represalias.
El narco avanza, la autoridad retrocede
Mientras la Guardia Nacional y el Ejército realizan patrullajes, los grupos armados siguen operando con total impunidad. Testimonios indican que los sicarios llegaron con drones y artefactos explosivos para atacar una casa en Bacayopa. También se habla de «levantones», secuestros de civiles y del uso de indígenas tarahumaras como guías forzados para cruzar la sierra.
El control de la zona está en disputa entre grupos delictivos que operan en San José de Gracia, Cuitaboca y el estado de Chihuahua. Las autoridades aseguran que la situación está bajo control, pero la realidad es que los habitantes siguen huyendo y el sonido de los disparos sigue resonando en los cerros.
Los desplazados exigen la intervención del gobierno federal. Sin embargo, en Sinaloa, los operativos llegan tarde y las promesas de seguridad suenan huecas. Mientras tanto, el éxodo en la sierra sigue, porque quedarse ya no es opción.